jueves, 17 de mayo de 2007

Haga lo que crea y consiga lo que desea

 

Hay personas que buscan la aprobación de los demás y esto hace que, en algunas ocasiones, les resulte más difícil alcanzar el éxito. Una persona segura, con las ideas claras, que crea en sí misma y con planteamientos serios tiene mucho más fácil alcanzar sus objetivos.

Por Lola García, Directora de Soluciones Eficaces .

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Resumen:

La seguridad que uno mismo tiene es un paso importante para emprender

No sea una copia de otra persona, busque lo mejor que hay en usted

No trate de aparentar algo que no sea. Sea el mejor en lo que hace

La fábula de las flores

Uno de los mayores valores que las personas tienen es la creencia en si mismas: en lo que son, quieren ser y en su lucha por conseguirlo.

Uno de los mayores errores que se cometen es vivir o hacer todo aquello que los demás esperan o quieren que hagamos. Esto sucede cuando se busca la aprobación de los demás y no se quiere que los que nos rodean, se enfaden con nosotros o no deseamos contrariar a las personas a las que queremos y entonces caemos en el chantaje emocional. Como necesitamos sentirnos queridos o respetados, entonces entramos en el juego: no hacemos lo que más deseamos en ese momento para no herir o no sentirnos culpables. Hemos sido educados con el sentimiento de culpa grabado en nuestro cerebro de forma permanente, como así lo demuestran las siguientes frases: “no salgas a la calle porque papá se sentirá preocupado”, “no llegues tarde porque te podrá pasar algo malo”, “cuidado con el vaso de leche que se te caerá”, “si eliges irte a ese lugar, me harás sentirme muy triste” y un largo etcétera de frases similares, que hemos escuchado desde nuestra más tierna infancia.

¿Y qué nos ha sucedido? Que nos hemos convertido en personas temerosas, poco arriesgadas y hemos perdido la creencia en nosotros mismos. Hemos decidido vivir la vida que las personas que nos rodean y nos quieren, han resuelto para nosotros, pero no la que hubiéramos deseado experimentar. ¿Por qué? No toda la culpa la tienen nuestros padres, nuestras parejas o nuestro entorno, en gran medida, nosotros somos los mayores responsables porque hemos entrado en el juego de las emociones y no hemos querido contrariar a nadie, porque en el fondo de nuestro corazón, necesitamos que nos quieran o nos respeten, necesitamos la aprobación de los demás.

Cuando usted rompe los lazos de la búsqueda de aprobación por los demás, habrá conseguido andar un largo camino que le conducirá a ser mejor persona, inicialmente para usted mismo y luego para los demás. Quizás en algunos momentos podrá ser tachado de egoísta, pero ¿qué somos capaces de ofrecer a los demás cuando nos sentimos frustrados, fracasados o sin rumbo? Pues seguramente, nada. Pues entonces es el momento de abandonar viejos hábitos y empezar a cuidarse y a quererse; en el instante que lo consiga, estará ofreciendo a sus seres queridos, a sus amigos y a sus colaboradores, lo mejor de usted mismo.

Debemos aprender a creer en nosotros, a no necesitar la aprobación de los demás y a no ser una copia de personas que para nosotros son referentes. Emular a personas respetadas o exitosas suele ser otro error en el que se suele caer. Nuestra mente idealiza a una persona y entonces aprendemos sus gestos, su forma de expresarse, su forma de relacionarse para, al final, ser una burda copia de ellos, habiendo perdido nuestra personalidad, nuestros valores, en resumen, nuestra esencia de ser humano y nuestra imagen.

Potenciar lo que realmente se es no es tarea fácil pero sí muy gratificante. Cuando una persona se siente con confianza y cree que puede hacer todo aquello que desea, entonces se desata una gran fuerza interior, que impulsa a conseguir todos aquellos sueños que se persiguen.

Ahora me gustaría despedirme con una fábula que habla de flores y que he titulado:

El invernadero de Helena

Helena era una mujer que amaba las flores y decidió construir un invernadero. Buscó las flores más hermosas para ese rincón mágico que iba a crear y acondicionó el lugar buscando lo ideal para el crecimiento de las plantas: temperatura, humedad, abono, tierra, etc. y cuidó con esmero este vergel que estaba creando.

Un día paseando por el invernadero descubrió que sus flores se estaban muriendo. Preocupada, se acercó a la rosa y le preguntó porque estaba tan mustia cuando ella le dedicaba tanto cuidado; ésta le respondió que estaba triste porque no podía ser tan hermosa como la orquídea. Siguió caminando y se encontró a un helecho y éste le dijo, que se moría porque no podía florecer como la rosa. A unos pocos pasos, se encontró un naranjo caído porque no podía dar flores tan hermosas y olorosas como la rosa y la orquídea. Éstas a su vez le comentaron que se morían porque no podían ser tan fuertes y altas como el naranjo.

Entre todo aquel caos de plantas mortecinas, encontró una flor lozana, fresca y frondosa; era una margarita. Helena extrañada se acercó y le preguntó:

— ¿Cómo es posible que crezcas tan saludable en este jardín, donde flores y árboles se mueren y están mustios?

Ésta le respondió:

— No lo sé, quizás sea porque siempre pensé que querías margaritas y pensé que debía ser la mejor y la más bonita para que, cuando visitaras tu jardín, te deleitaras y te enorgullecieras mirándome, y me dije: voy a ser la margarita más bella y hermosa del jardín de Helena.

Si creemos en lo que somos y trabajamos en ser los mejores, en aquello que queremos ser, conseguiremos el éxito y la felicidad en nuestras vidas. Pero si decidimos vivir mustios y marchitos, ansiando ser lo que no somos, nos sentiremos frustrados y repitiéndonos constantemente: “si yo pudiera...”, “si yo consiguiera...”, “si me dejaran...”, “si me permitieran...”, “si yo fuera…”.

Nos dedicamos a vivir nuestra vida siempre pensando en el futuro y en lo que podríamos conseguir, sin pensar que es hoy cuando debemos trabajar en ser los mejores, en ofrecer lo mejor que sabemos hacer y en conseguir aquello que deseamos.

Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos y trabajar para conseguir nuestros sueños; o podemos vivir amargados, por lo que podríamos ser o tener.

El día que acepte que usted es un ser único y exclusivo y que nadie puede hacer lo que usted tiene que realizar en esta vida, que puede ofrecer algo mejor que sus competidores, que es lo que es y no lo que podría ser; ese día se desatará una energía arrolladora que le llevará directo a la cima del éxito.

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